Una conocida del Grado de Integración Social conocí a la Asociación Uribe Costa. Dado que siempre me ha interesado la discapacidad intelectual, me animé a participar como voluntaria en el programa de Colonias Urbanas con personas con más necesidad de apoyo.
No imaginaba la cantidad de cosas que aprendería, ni lo agradecida que estaría por la oportunidad que me dieron. Esta oportunidad me permitió entender mejor la realidad y dificultades con las que las personas con diversidad funcional pueden encontrarse. Esto me permitió desarrollar una mayor sensibilidad social y me gustaría compartirla:
Normalmente cualquier asociación o empresa agradecen el voluntariado y la solidaridad de quienes lo ejercen porque regalas tu tiempo, tus habilidades y conocimientos. Sin embargo, no solo se da, sino que en mi caso ocurrió lo contrario yo recibí mucho más.
Yo considero el voluntariado como una forma de ver el mundo positivamente, trabajando para mejorarlo. Es vital para la sociedad y comunidad. Cada persona que desarrolla el voluntariado demuestra un interés por las otras personas y por conseguir una equidad social. Teniendo esperanza, fuerza y constancia, ese pequeño aporte que damos a este mundo, por muy pequeño que sea, se va multiplicando por cada persona que aporta lo que puede.
Siendo voluntarios somos protagonistas del cambio social. Poco a poco, cada grano de arena importa. Si todos dedicáramos una pequeña parte de nuestro tiempo, el mundo sería un lugar más agradable.
A cualquiera que lea esto le animo a formar parte del cambio. No se arrepentirá porque cuando haces algo sin esperar nada a cambio, recibes la mayor recompensa que puedas imaginar. El agradecimiento y reconocimiento de las personas, ser voluntario es el mayor regalo que puedes ofrecer a otras personas.
Nerea Ibarra